25 junio 2015

Vuelta a Navarra

En la semana del 15 al 20 de junio de 2015 pusimos en práctica una nueva experiencia de semana bicicletera: realizar un circuito, una “vuelta”, con etapas con salida en un lugar  y llegada a otro distinto, que sería salida del próximo día, para lo cual era necesario llevar una furgoneta que trasladara los equipajes de un sitio a otro. Ello exige, además, que haya que turnarse para conducirla. El objetivo, además de disfrutar de la bici y la naturaleza, como siempre, era el ver si la experiencia resultaba exitosa, de forma que se pudiera repetir en el futuro. Y lo fue, por lo que habrá próximas “vueltas”, de lo cual se dejará constancia en este blog. La preparación de la “vuelta” fue sencilla: Jesús Mari señaló los lugares de llegada (y al día siguiente salida) para después buscar alojamientos y hacer el diseño y perfil de las etapas.

Fuimos 6 “cicloveteranos” los que abordamos la experiencia: Jesús Mari (padre de la idea), Ignacio, Emilio, Nico, José Ignacio y Mendi. Navarra es muy variada en lo que a su geografía se refiere, y en cada etapa pudimos observar hasta tres tipos de entornos naturales diferentes: bosque, montaña, campos de cereal, árboles frutales, … y cruzamos o acompañamos al curso de casi todos los ríos que bañan Navarra. Así mismo, cada una de las poblaciones por donde pasamos  y paramos nos mostró su propia personalidad, reflejada en su quehacer diario, sus habitantes, sus visitantes  y sus monumentos; pasamos, además, por pueblos por los que discurre el Camino de Santiago. Cada etapa estaba programada para cubrir del orden de 90 kilómetros, si bien, como se ha indicado, al que le tocaba conducir ese día realizaba solo los dos tercios de la misma, en dos partes, si era el segundo conductor, o todo seguido si era el primero o el último.

No tuvimos ningún incidente, ni grave ni menos grave, incluso ni pinchazos, por lo que en este apartado hemos sido muy afortunados. Lo que si hemos tenido son despistes y descoordinaciones, que si al principio causaban un pequeño enfado en algunos, inmediatamente lo que causaban era risa: ir por el camino erróneo, no hacer caso a las indicaciones del que lleva la furgoneta, que en esos momentos es el guía, perder cosas, y afortunadamente después encontrarlas, etc. Si hay alguna cosa de lo que podamos quejarnos, es del viento, que nos azotó de lo lindo casi todos los días.

Nico, optimista por naturaleza, nos contagió de su felicidad, ya que repetía constantemente “qué bien”, “qué rico”, “qué bonito”. Otra frase slogan, que queda para la historia, de la Vuelta a Navarra fue “copón lingoterua”, expresión comodín que sirve para manifestar satisfacción, sorpresa, disgusto, etc.


 José Ignacio y Nico
 Mendi, entre ciclistas que están haciendo el Camino de Santiago
 Jesús Mari 
 Ignacio 
 Mendi 
La serpiente multicolor, con el "jefe de filas" a la cabeza 


La crónica de la “vuelta”, día a día es la siguiente:

15 de junio de 2015: Lekumberri – Monasterio de Iranzu

Desde Donosti fuimos  4 a Lekumberri (José Ignacio, Nico – alias el Biki -, Ignacio y Mendi), en la furgoneta de José Ignacio, que fue el vehículo que se utilizó para el traslado de los equipajes y de la bicicleta del conductor, y de aquel, y su bicicleta, que echaba pie a tierra en las etapas. Desde La Rioja (Arnedillo, más concretamente) vino Emilio, el cual recogió a Jesús Mari en las inmediaciones de Pamplona. Nos reunimos en un bar de Lekumberri, nos tomamos un café, hicimos el sorteo de turnos para conducir (en cada etapa conducían tres, unos 30 kilómetros cada uno; de esta forma, al ser 6, un día se conducía un tercio de etapa y al día siguiente realizabas toda la etapa en bicicleta)  y nos pusimos en marcha para  dar cuenta de la primera etapa.

La etapa tuvo tres partes muy distintas: de Lekumberri a Etxarri (llano y siguiendo el curso de río Araquil), de Etxarri a Puente la Reina (escarpado y bonito) y de Puente la Reina al monasterio de Iranzu (con mucho viento).

Comimos en Puente la Reina, en el Hostal del Peregrino. Después de comer subimos a la ermita de Arnotegi, en donde Lázaro, el ermitaño, nos da una barrila (paliza, tostón, matraca, monserga)  sobre la fe; la subida a la ermita tiene su aquel, con un tramo asfaltado, otro sin asfaltar y pedregoso y el último de cemento pero con mucha pendiente, en el cual algunos echan pie a tierra.

En el último tramo de la etapa se produce la escapada de dos que van sin el plano de la etapa, y claro, se equivocan de camino. Menos mal que los teléfonos móviles nos salvan en estas situaciones.

En el monasterio nos duchamos y, después, nos vamos a Abarzuza a tomar una cerveza  haciendo  tiempo para la cena, enzarzándonos en la misma, cómo no, en conversaciones sobre política. Deglutimos la cena y a la piltra.

 Salida de la Vuelta a Navarra en Lekumberri
 Primera parada, unos hacen de mecánicos ...
 ... y otros descansan 
 Primeras rampas ...
 ... subiendo con alegría (las fuerzas están intactas aún ) 

Meta volante en Artazu, Ignacio pasa primero ...
 ..  seguido del grupo perseguidor 
 La subida a la ermita de Arnotegui ...
En la ermita de Arnotegui, con Puente la Reina al fondo
Cenando en el monasterio de Iranzu



16 de junio de 2015: Monasterio de Iranzu - Viana

La etapa tuvo tres sectores con distintas características: del monasterio de Iranzu a Ancin (primero en bajada y luego llana, con un viento soportable), la segunda con mucho viento y una subida larga con porcentajes de hasta el 21% que, unido al viento, hace que todos, salvo Emilio, echen pie a tierra antes de llegar a la cima, y la tercera con una subida larga, pero tendida, seguida de una bajada larga, para gozar, hasta Viana.

Comimos de camino un bocata que nos preparamos con lo que habíamos comprado en la tienda de Abarzuza. En Torralba del Rio paramos para tomar algo en un bar, y como no había, Francisco, un lugareño, nos invitó en su txoko a una cerveza y cerezas de su huerta. En Viana asistimos a la visita guiada (iglesias de Santa María, San Pedro y el mirador de la villa), a la que tienen derecho todos los que se hospedan en la villa. Después nos tomamos una cerveza dando tiempo a la cena, en la sidrería Armendariz.

 Descansando en Torralba del Rio
Agradeciendo la hospitalidad de Francisco
 Visitando Viana
 Atentos a todos los carteles
 Algunos se pararon a leer esto detenidamente 
 La puerta por donde entran los peregrinos a Viana
En la casa rural (mas bien era un piso) de Viana 



17 de junio de 2015: Viana- Castejón

Este día el viento nos dio tregua y pudimos disfrutar de una etapa llana, sin viento, sin mucho sol y sin calor. Tuvimos un pequeño lío para encontrar el hotel, ya que no estaba en el mismo Castejón, sino unos kilómetros alejado. El Complejo Castejón es un hotel recomendable en relación calidad – precio, que además tiene un buffet con todo lo que te puedes imaginar para comer (con un servicio de plancha para alimentos que lo requieran) a un precio muy razonable.

Este día, ya que la etapa era llana y se zurró, aunque paramos un buen tiempo en Lodosa a comernos un bocata y una café o cerveza, llegamos al hotel con tiempo suficiente para ducharnos y bajar a comer el buffet. Después siesta, visita y paseo por Baños de Fitero y Tudela, en donde cenamos.

A la salida en Viana
Saliendo de Viana
De camino a Lodosa nos pasa la furgoneta
Parada en Lodosa para situarnos
 En Baños de Fitero ...
 .. tomando una cervecita 
No es un marine, es Nico
Llaneando
Cerca de Castejón 
El rezagado


18 de junio de 2015: Castejón – Figarol

La salida del hotel fue un poco complicada, porque hay que circular durante un trecho por carreteras con tráfico. En ese tramo pasamos al lado de un campo en donde, a nuestro paso, salieron corriendo multitud de conejos. Paramos en Marcilla a repostar, junto a su castillo, en cuyo foso se celebra el concurso de lanzamiento de azada (la “rabiosa” le llaman). Desde ahí recorrimos varios pueblos de la ribera navarra hasta llegar a Santacara, lugar de veraneo de nuestro lehendakari Matías, para el cual nos dieron recuerdos la socorrista y la chica que lleva el bar de la piscina.  Santacara era el lugar de cambio de conductor, pero como no apareció la furgoneta, los cicloveteranos emprendieron una veloz carrera por las llanuras de esa zona hasta llegar a Figarol, a donde se llegó con tiempo para comer en el bar que regentaba la dueña de la casa en donde nos hospedamos. Siesta de rigor y, después, a visitar Sádaba y el yacimiento arqueológico romano de Los Bañales.

Cenamos, un par de grandes fuentes de chuletillas de cordero,  en el bar en donde habíamos comido y entablamos conversación con la dueña y su marido (que es el alcalde del pueblo y se apellida Goñi, como nuestro Jesús Mari), los cuales nos contaron que el pueblo tiene algo más de 50 años, que fue creado para alojar a los colonos de la tierra, a los que se les daba tierra, casa, un caballo y una vaca preñada, teniendo que entregar después el ternero que naciera.  

 En la salida de Castejon, ante una locomotora expuesta en el parking del hotel
En Marcilla, ante su castillo
 En Sábada, Ignacio preguntado a la alpargatera
 Calles de Sádaba
 Castillo de Sádaba 
Por las calles de Sádaba circulan los caballos .


19 de junio de 2015: Figarol – Burguete

La etapa se iniciaba en una zona seca y llana, para terminar en la frontera con Francia, montañosa y húmeda. Parada en Aoiz para comer el bocadillo que nos había preparada la dueña de la casa rural de Figarol, más bebidas y viandas que compramos en el pueblo; un café, después, para algunos y siesta en la hierba o en un banco del parque, que utilizamos como comedor, para otros, como antesala de la parte final de la etapa, en la cual nos encontramos los últimos kilómetros con llovizna y suelo mojado. Los kilómetros van pasando factura y alguno echa pie a tierra para ser recogido por el coche escoba.

En Burguete nos duchamos y nos vamos a Roncesvalles, en donde acudimos a una visita guiada por  los monumentos del lugar. Cenamos en Burguete con animados debates en la sobremesa.

 Salida de Figarol. El barco tiene matrícula de San Sebastián, desde donde se trajo.
 Parada en Aibar: Emilio
.. José Ignacio ..
 ... Ignacio ...
... Nico y Jesús Mari
A 7 kilómetros de Figarol, camino de Aibar
El grupo en un terreno escarpado
Dos escapados
Ignacio va a por ellos 
Nico y Jesús Mari se lo toman con tranquilidad



20 de junio de 2015

Última etapa de la Vuelta a Navarra, y como en cualquier “vuelta” que se precie se deja para el final lo mejor: el kilometraje y la dureza. Nico no es de la partida, algo le sentó mal.

La etapa fue de 105 kilómetros, con un terreno en bajada hasta las inmediaciones de Pamplona, para, después, abordar la última parte por el valle de Ulzama, terminado en un puertecito no exento de dureza, el cual puso a cada cual en su sitio. Después de puerto, una vertiginosa bajada, en la que los que se quedaron rezagados en la subida intentaban, arriesgando, cazar a los de cabeza.

En Lekumberi comida reparadora  y cada móchuelo a su olivo, unos para Donosti y otros para Pamplona y Arnedillo.


 Salida de Burguete
Cambio de conductor de camino a los alrededores de Pamplona
Por el curso del río Erro y en los alrededores de Pamplona
En la zona de Huarte, por bidegorris
Esperando a la furgoneta
Comiendo en Lekumberri, con expresión de cansancio

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