Matías, José Ignacio y Mendi se fueron el día 11 de noviembre a San Miguel del Arroyo, pueblo natal de José Ignacio, con la idea de coger níscalos, dado que en el País Vasco no se veía una seta ni en pintura. El plan era eéste y poco más, si acaso andar algo en bici (José Ignacio y Mendi), si el tiempo y las ganas acompañaban.
Salimos el día 11 a las 8:30 de Donosti y para las 12:30 ya estábamos en el pueblo. José Ignacio, hábil cogedor de setas, nos desvió, antes de llegar al pueblo, a un lugar que los lugareños llaman "La Vega", donde cogimos en poco más de una hora un par de kilos de níscalos, y donde aprendimos de José Ignacio donde hay que mirar para encontrarlos. Una vez descargadas las cosas, nos desplazamos a Cuellar para comer y hacer compras, y después, ya en casa, y para cenar, nos pusimos una buena ración de níscalos al horno, con ajo, perejil y un poco de aceite, que estaban buenísimos.
Dado que la recolecta había sido buena, y siguiendo los consejos del experto, repetimos el día siguiente en el mismo lugar, esta vez con las consabidas cestas de setero. Nos sacamos el permiso para este día y el día 14: 10 euros por persona y día (50 euros para toda la temporada). A la tarde, después de comer y echar un poco de siesta, José Ignacio y Mendi se fueron a hacer 40 km en bici por los páramos y pinares vallisoletanos. Después de la ducha, una vuelta para tomar una cerveza y de vuelta a casa para cenar, obviamente los níscalos formaban parte del menú.
El día 13 fue un día de ojeo, ya que no teníamos permiso para ese día. Fuimos al lugar conocido por "El Pinar", con el objetivo de localizar corros de setas, marcar el terreno (con fotografiad incluso), con objeto de ir al día siguiente sobre seguro; en ese ojeo localizamos un níscalo enorme, y nos quedó la duda si al día siguiente estaría allí. De ahí nos fuimos a Portillo, en donde nos comimos un rico cocido, y a la tarde los txirrindularis dieron la misma vuelta en bici que el día anterior, esta vez con mucho viento de cara en los tramos abiertos. Después de la ducha nos desplazamos a Cuellar, a tomar unas cervezas en la Cúpula de San Pedro, una antigua iglesia reconvertida en cafetería, recomendable, en donde la barra del bar estaba decorada con el órgano.
El día 14 era el día en el que teníamos que coger la mayor cantidad de setas, con objeto de llevar a casa la mayor parte frescas. La verdad es que, como se verá en la foto, el objetivo se cumplió, y el níscalo grande estaba en donde lo dejamos. Por la tarde los txirrindularis se dieron una vuelta en bici, con más viento que el día anterior, si cabe.
En día 15 era el día de repartir las setas y encaminarnos para casa. En el camino pudimos comprobar que el operativo invernal (quitanieves, sal, avisos en la carretera ) estaba ya en marcha, e incluso vimos nieve en cotas bajas.
La experiencia a sido muy interesante para Matias y Mendi, ya que han aprendido un montón, no solo de cómo y donde hay que coger las setas (en los pinares negrales, los que dan resina), sino de cómo hay que conservarlas y prepararlas; además, el tiempo nos ha acompañado. Obviamente, el año que viene repetiremos, si Dios quiere.
... la cosecha de primer día (en primer término, y ya disminuida ) y la del segundo día al fondo ...
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