Crónica: Jesús Mari
Fotos: Ignacio
Edicion: Mendi
Entre el 19 y 25 de agosto de 2013 tuvo lugar la dieciseisava semana bicicletera, cuya primera edición tuvo lugar en el año 1998. Han pasado, desde entonces, muchos años, y si bien la forma física, los piques, los kilometrajes, … han ido decreciendo, en cambio, se ha incrementado la amistad, el compañerismo, el buen rollo, y, por qué no decirlo, en buen yantar y libar. En las semanas bicicleteras iniciales el número de asistentes giraba en torno a la media docena, estando en la actualidad en torno a la docena (y con petición de nuevas incorporaciones). En lo que se refiere al yantar y libar, el número de veces que se come cordero o cochinillo, también se ve incrementado año a año; esto es una exigencia general, que democráticamente es aceptada, a pesar de los índices de colesterol que tiene el personal. Lo que inicialmente era semana bicicletera, bien se puede titular ya semana bicivinicletera. La organización de las semanas bicicleteras ha mejorado sustancialmente, con la creación de una comisión cultural, encargada de organizar las visitas culturales, a celebrarse por las tardes o en el día dedicado exclusivamente a ello, si bien, todo hay que decirlo, hay algunos que prefieren cambiar la visita cultural por el dolce far ni ente, la piscina, la tele, la siesta …..
Han sido unos días que
siempre recordaré y espero que este sentimiento sea compartido por los demás.
La verdad es que se disfruta mucho, tanto de hacer un poco de deporte, ya mucho
no podemos aunque queramos, como de la amistad. Sentirse bien, algunos dicen
querido, entre otras personas, es una de las mejores cosas que da la vida.
Conviene que mantengamos este fuego vivo porque ayuda a vivir bien, Y vivir
bien es la forma más humana de vivir.
Día 19/08/2013, lunes
La semana bicicletera
comenzó el día 19 de Agosto de 2013, lunes, con la cita a las 8:30 en la casa
rural Don Roque de Abárzuza. Acudieron este primer día: Emilio, Nicolás, Inaki Martínez, Ignacio, Jose Mari, José Ignacio,
Jontxu y Jesús Mari.
Después de repartir las
habitaciones, según los gustos y demandas de los que llegaron primero, y las responsabilidades:
Emilio y José Ignacio llaves, Ignacio reportaje fotográfico, Nico mantenimiento
de bicicletas, Jontxu e Iñaki compras y cocina, José Mari animación en las
comidas y Jesús Mari recorridos, sobre
las 9:15 de la mañana comenzamos la primera de las etapas que discurría por los
valles de Yerri y Guesalaz. Nada más comenzar el recorrido, había una cuesta de
unos 5 km en donde se pudo ver el lamentable estado de forma de la serpiente
multicolor (alias el pelotón). No solamente hubo un importante paquete de
rezagados, sino que éstos, además, no se recataron en criticar a la
organización, diciendo que a quién se le había ocurrido decir que todo era
llano y otras lindezas. Bueno, tras apagar este primer conato de rebelión, el
pelotón descendió hacia Lezaun, y posteriormente a Azcona, para coger la
carretera que nos llevaría al valle de Guesalaz. Tanto en el descenso como en
los km posteriores, que sí eran llanos, con algunos pequeños altibajos, las
caras se recompusieron, y alguno, incluso, se atrevió a bromear. Sin más
cuestiones dignas de mención, llegamos a Salinas de Oro, tras pasar por Muez.
En este punto se propuso hacer un pequeño cambio sobre el recorrido inicial,
para subir hasta el puerto de Echauri, con el objetivo de poder disfrutar de la
vista, que sobre el valle del Arga se puede gozar desde su mirador. Nada más
empezar a subir, un incauto, que no era de nuestro grupo, sino un profesional
del MoviStar, que entrenaba en esa zona, tuvo la mala ocurrencia de adelantar a
Emilio. El atrevimiento solo le duró unos metros, ya que nuestro mejor ciclista
(con permiso de José Ignacio) reaccionó de manera rápida y con unos cuantos
golpes de pedal hundió la moral de osado. Aquí, nuevamente, según comenzamos a
subir, se pudieron oír quejas y críticas acerca de lo llano que era el
recorrido y de la falta de bares y/o tabernas que había en el mismo. La verdad
es que a las etapas cicloturistas hay que ir llorado de casa y no dar estos
espectáculos. La vista desde el mirador era espléndida, y ahí nos volvimos a
reagrupar todos. Almorzamos ligeramente, ya que Jontxu no tuvo tiempo de
preparar los consabidos bocatas, y volvimos sobre nuestros, pasos bajando el
puerto de Echauri por la misma vertiente que lo habíamos subido. Antes de
llegar a Muez subimos por la carretera que, atravesando primero Estenoz y luego
Muzqui, lleva al puerto de Guirguillano; no voy a insistir más en este tema tan
desagradable, pero según se volvía a empinar la carretera reaparecían las
críticas para los organizadores. Tras coronar el puerto, nos volvimos a
reagrupar y bajamos a Lerate, donde está el pantano de Alloz y hay un camping.
José Mari llevaba ya un par de horas quejándose de que necesitaba repostar y
que no encontrábamos un bar, taberna, tasca o algo similar. Por fin, pudo
cumplir su deseo, ya que en el bar del
camping pudo tomar ese café con leche sin el cuál es incapaz de pedalear. Las
que servían en el bar eran un par de cubanas, y esto sí que animó realmente al
paquete de (los) ciclistas. Tenían en el bar un cartel que decía. “Prohibido tener prisa, la comida no viene
en lata” .No soy capaz de adivinar porqué razón el domingo 25, último día
de la semana ciclista, los que se quedaron decidieron hacer una etapa corta que
pasaba nuevamente por este camping. Dejo al lector el trabajo de investigación
detectivesca acerca de los motivos. Tras
reponer fuerzas, volvimos a la carretera, y después de atravesar Alloz y
Arizala llegamos a nuestro punto de salida: Abárzuza. Esta parte final del
recorrido tenía un par de cuestas, y aquí el viento hizo estragos convirtiendo
el pelotón en un rosario. Hubo momentos de tensión, y aunque no hubo abanicos
fue necesario remolcar a algunos, sin dar nombres porque es poco educado. Tras
recorrer unos 70 km, ya estábamos todos sanos y salvos en la casa rural.
La comida en el restaurante
Dulanz, que estaba encargada por Mendi, resultó buena y a un precio razonable.
Tras la consabida siesta y concierto coral de ronquidos, nos dispusimos
animosamente a la segunda parte de la jornada. Este día la comisión cultural
había organizado un paseo para ver algunos lugares interesantes, desde el punto
de vista de la naturaleza. Fuimos a ver la encima milenaria de Eraul, que está
a unos pocos kms de Abárzuza, y posteriormente al nacimiento del río Ubagua,
situado en la localidad de Riezu. El que suscribe tiene la impresión de que la
peña disfrutó de estos paseos y hasta Emilio, cuya máxima ilusión es “hacer nada” por las tardes, estuvo
correcto y no se quejó ni un momento. Posteriormente, fuimos a Estella, donde
la comisión de compras se encargó de llenar la despensa. Como siempre sucede, Santi llegó cuando no estamos en casa;
recibimos su llamada tomando unas cervezas en la plaza de Estella, y al volver
a la casa rural lo encontramos “leyendo”.
El pelotón estaba ya completo. La cena, como siempre la hicieron estupendamente
Jontxu e Inaki. Pudimos además catar los pimientos que trajo Emilio que estaban
deliciosos.
Durante esa mañana
recibimos la llamada de Matías y de Mendi, con lo que todo el grupo, a excepción del Gurru, que nos vendió por ir a Lyon para ver a la Real contra el
Olympique, estuvo presente en este día.
La sesión de televisión
fue adormeciendo al personal, que se iba retirando a sus cuartos para continuar
durmiendo. Conviene reseñar que esta peña ya no es lo que era, no se veía esa
alegría de antaño, cuando los gin-tonic forman parte de la dieta habitual, y
por el contrario, la conversación giraba acerca de las tasas de colesterol, el
Danacol y temas similares, de lo más
desagradables. Bueno, es lo que hay.
La clásica foto del primer día .....
..........¡¡¡¡ a ver, patata ¡¡¡¡ .....
... en el mirador del puerto de Etxauri ....
... que tiene una altitud considerable ....
.... en las salinas de Salinas de Oro ...
..... observando el viñedo de Jesús Mari .....
... con un bonito paisaje detrás ...
..... los "gregarios", a cola del pelotón ....
.... Jesús Mari dando explicaciones al personal ...
.... la encina milenaria de Eraul ....
... ¿ quien suma más años la encina o los de la foto juntos ? ...
.... un jubilado con un milenario ....
... el río Ubagua ...
... y su nacimiento .....
.... de "miranda" ...
... con pantalón corto parecen unos chavales ...
Día 20/08/2013, martes
La comisión de recorridos
apenas durmió, pensando en proponer un nuevo recorrido para ese día. Según el
plan previsto, tocaba subir a Goñi y, visto lo visto, no era cuestión de echar
más leña al fuego, ya que en esta etapa tocaba subir un puerto largo. Al
amanecer, la comisión ya tenía la solución: la propuesta sería posponer esa
etapa y hacer otra más suave, que consistía en ir a Puente la Reina por el
puerto de Guirguillano, y allí ver qué hacer, según estuviéramos sentados en la
terraza del hostal del peregrino tomando el café con leche de rigor. La
propuesta fue aceptada con vivas y hurras por los más rácanos que decían: “Eso, eso, luego ya veremos qué hacer …”.
Emilio, muy educado, decía “Ya estamos
jodiendo y quitando las etapas para hombres, esto es una m ….” (la política
de este blog impide escribir expresiones políticamente incorrectas). Esta vez
sí que llevábamos los bocatas que prepara Jontxu, y esto daba cierta
tranquilidad al pelotón.
Salimos por Arizala y
continuamos por la carretera del día anterior hasta Muez. Una vez pasado este
pueblo, cogimos la desviación hacía Puente la Reina. Se notaba más alegría en
el pelotón, y la subida al puerto se hizo con mejor ánimo que el día anterior.
Nos reagrupamos en el alto, para posteriormente bajar hasta Puente la Reina y
recalar en el ya citado hostal. Había dos opciones: una que era ir a Eunate,
distante unos 8 km de Puente, y otra dar una vuelta un poco más larga por las
faldas del Perdón (Uterga, Legarda, Obanos,..). El organizador casi no pudo
termina la frase, porque en cuanto dijo que Eunate estaba más cerca, y que el recorrido
era llano, todos los que gritan, que son todos menos José Ignacio, Nico y
Jontxu, dijeron al unísono “Eunate,
Eunate que me han dicho que es muy interesante, que los templarios, …..”.
Bueno, estamos en tiempos de dictadura democrática e hicimos lo que dijeron los
que más gritan. Eunate merece una visita: la iglesia octogonal, situada en la
confluencia de los dos caminos franceses hacia Santiago (el que viene de
Roncesvalles y el que viene de Jaca), es
realmente bella.
La vuelta a Abarzuza tuvo
su historia, ya que al salir de Puente hay una cuesta de esas que se te dan la
risa según subes; parece que es cierto lo de los campos magnéticos de Perico Delgado, ya que la bicicleta se agarra a la carretera
más que lo que parece por la pendiente. Jesús Mari, que iba en la parte trasera del pelotón, cuando ve a Nico parado en una curva, pensó: “Matías
siempre llama cuando estamos subiendo, ….” En efecto, llega a la altura de
Nico, y éste dice que es Matías el que le llama. No hay duda de que nos tiene
en su mente y que hubiera disfrutado mucho estando con nosotros. Bueno, con una
cierta pena seguimos pedaleando hasta Mañeru, que es donde termina la cuestita
de marras. De Mañeru hacia delante, el pelotón se disgrega y se forman tres
grupos. El primero, con Emilio, José Ignacio e Iñaki, desaparece de nuestra
vista en un plis-plás. El segundo, formado por Santi e Ignacio; Santi, a pesar
de su escaso entrenamiento ciclista, demuestra su buena forma, empeño no le
falta, y a pesar de sufrir un poco no pierde la cara. Ignacio va progresando y
superando metas que èl mismo se va poniendo, va cogiendo confianza y eso es
siempre peligroso para los demás. En el tercer grupo van José Mari, Nico,
Jontxu y el cronista. Paramos en Cirauqui, para ver el puente y la calzada
romana, que son una maravilla. Continuamos hasta el desvío que marca hacia
Alloz, y al ir subiendo la cuesta, que se encuentra una vez pasado este pueblo,
nos detenemos en un semáforo que habían puesto para señalar unas obras. Cuando
estamos allí parados, aparecen Ignacio y Santi que habían hecho un recorrido
más largo para llegar al mismo sitio. De allí hasta Abárzuza poco que relatar,
no soplaba el viento como el día anterior y llegamos tranquilamente.
Ese día el cronista se
fue a Donosti por motivos familiares, y no puede relatar la crónica de la tarde,
aunque tiene que decir que su ausencia dinamizó el grupo, hasta el punto de
hacerle pensar en lo poco productivo de su liderazgo. Todas las decisiones
tomadas en mi ausencia eran irreprochables: a) Encargar una comida para el
miércoles en la bodega Lezaun de Lácar y b) Encargar un cochinillo para comer
el jueves en la casa rural. La voluntad popular se abría paso poco a poco, a
pesar de los diques y cortapisas de la comisión cultural. El lema que cantaban
por lo bajines era: “Más cochinillo y
menos listillo”. La revolución era inevitable. Para ser justo y relatar las
cosas como son, esa tarde “algunos”
subieron a Iranzu a ver el monasterio del mismo nombre.
... para hacer pipi ....
....¡¡¡ esto es deporte ¡¡¡¡ ....
... se acabaron los chistes y ahora vienen las "risas· ....
.... unos paran para ver arte y otros aprovechan para recuperar ...
.... Jesús Mari de cicerone, con poco público ...
... alguno entró a la iglesia con casco y todo ...
.... ¡¡¡¡ eh, toro ¡¡¡ ....
.... ¡¡¡¡ que bonito ¡¡¡¡ ...
... el coro de la basílica ....
... José Mari aprovecha el pedestal para contra la trilogía del enano ...
.... Biki pregunta ¿ qué hora es ? ...
.... porque me toca el biberón de la tarde ...
Día 21/08/2013, miércoles.
Este día lo podemos
llamar el día de San Gregorio. Una vez vista la mejoría en la lamentable forma
con la que algunos ciclistas habían llegado el primer día, y observando la
notable recuperación, la comisión de recorridos pensó que era posible proponer
una de las salidas más largas programadas, la que iba hacia la sierra de Codés.
La propuesta fue aceptada, y esto indicaba que la confianza en las propias
fuerzas iba mejorando.
El desayuno fue una
maravilla: fruta, pan, aceite, café, yogurt, galletas, mermelada etc. Nico, con
su habitual tono optimista, decía y repetía: “Qué bien estamos, esto es una gozada”. Qué bien le ha sentado la
jubilación.
El recorrido comenzó de
nuevo por Arizala, para coger allí la desviación hacia Estella. Tras pasar
algunos pueblos pequeños (Zabla, Murugarren, ..) llegamos a Estella. No tuvimos
que cruzar el pueblo, porque la desviación hacia Vitoria está a la entrada,
según veníamos. Hasta Murieta, 10 km por una carretera de bastante tráfico,
aunque de buen arcén. El pelotón, en
fila de a uno, rodaba compacto y sin incidencias dignas de mencionar. En
Murieta cogimos la desviación hacia la izquierda, y tras atravesar el río Ega,
por un puente que hay a la salida del pueblo, pasamos por Oco, y a continuación por un amplio valle en el
que se podían ver extensos campos de cereales ya cosechados. Para el cronista,
que no conocía esta zona, ha sido una de las zonas que más que han gustado, es
un amplio valle que discurre entre las carreteras que van de Estella a Logroño
por un lado y a Vitoria por el otro. Es un valle ancho, donde se dieron muchas
batallas en la 1ª guerra carlista; los nombres de Mendaza, Piedramillera, etc. son muchas veces citados
en los libros de historia. El recorrido era con sube-bajas, pero no muy duros,
y el pelotón marchaba agrupado. Llegamos al cruce de Sorlada y vemos allí en lo
alto una ermita. El furor religioso, seguramente contagiado por el clima
carlista que se respira en el aire, se hace dueño del grupo y proponen subir a
ver qué es. Ignacio, que parece inmune a esta fiebre súbita, nos informa que él
no piensa subir a esa peña en bicicleta. Acordamos que nos espere donde está.
Nos acercamos al pueblo y alguien pregunta a un grupo de señoras “¿Por dónde se sube?” , y ellas muy
sabias y bastante socarronas dicen “Parriba,
parriba”. En realidad, se reían por los bajines, pensando “no saben lo que les espera”. Pues lo que nos esperaba era una pared de
esas que andan buscando en la Vuelta a España para dar espectáculo. Unos 2 km,
pero con rampas de un 15% y más. El comportamiento del paquete fue ejemplar,
nadie se rajó, nadie lloró ni maldijo al que tuvo la idea. Como un rosario de
cuentas dispersas fuimos llegando, cada uno a su ritmo, a esa ermita, que no
era en realidad una ermita sino casi una basílica dedicada a San Gregorio. La
mayoría se sentó a la sombra de unos árboles para dar buena cuenta del bocadillo,
y solo 2 o 3 se acercaron a la entrada de la iglesia para verla con mayor
detalle. Parece que la cuesta había apagado el furor religioso y encendido, en
cambio, el hambre. Cuando estábamos bajando, nos cruzamos con Ignacio, que al
final había decidido subir. Así lo hizo, poniéndose una vez más a prueba y
saliendo de la misma con mayor confianza.
Al bajar sopesamos las
alternativas: a) seguir por el valle hasta Espronceda … y luego volver por el
mismo sitio; b) Ir a Los Arcos y volver por la carretera de Logroño a Estella.
En cuanto Emilio dijo que los Arcos era grande, y que seguro que encontraríamos
un bar, el clamor fue unánime: “A los
Arcos, a los Arcos,…”. Nos fuimos a los Arcos, que distaba unos 10 km de Sorlada. Allí encontramos
un bar con terraza y se desparramó el grupo. El pueblo estaba muy animado,
porque es parte del camino de Santiago, y a esa hora había peregrinos que
llegaban tras la primera caminata.
De los Arcos a Estella
volvimos por la carretera de Logroño-Estella. Como hay una autovía, justo al
lado esta antigua carretera nacional, y no tiene tráfico, pudimos volver de
manera tranquila y agradable. Cerca de Estella pudimos ver Monjardin, con su
estupendo viñedo, su bodega con restaurante y el castillo que corona el monte.
Luego la urbanización de Irache, el pueblo de Ayegui, y por fin Estella y luego
Abarzuza. Misión cumplida, todos están en la casa rural y no ha habido ningún
contratiempo.
Ese día comimos en la
bodega Lezaun de Lácar. Es una bodega que produce vino ecológico, aunque esto
suscitó ciertos comentarios de incredulidad entre los riojanos del grupo que
decían: “Ecológico, sí, sí, ecológico”.
Después de visitar la bodega con cierta rapidez, ya que era hora de comer y la
bicicleta aguza el apetito, nos sentamos a comer y beber. La comida fue en
realidad un banquete: entremeses abundantes con toques de nueva cocina, sapo a
la brasa, chuletas y postre. Bebimos vino de la bodega, y las opiniones sobre
su gusto y calidad fueron variadas: en general se opinaba que era un vino un
poco fuerte, digamos rasposo, aunque muy natural y honesto, es decir con escasas
concesiones para hacerlo más bebible. Al cronista le gusta este vino, pero para
gustos están los colores. Colores es lo que teníamos al salir del la bodega.
La tarde se destinó a
descanso y piscina. La comisión cultural prefirió no hacer el ridículo
proponiendo algo a lo que no iba a ir nadie, y estuvo calladita. La tarde fue
de lo más tranquila y pacífica. Pudimos observar qué agradable es aburrirse en
un pueblo en el que lo más interesante sucede en una piscina en la que las
madres cotillean y los niños saltan, gritan y se zurran en el agua. Esa tarde abandonó el campamento, agotado del esfuerzo de tres días de pedaleo, Iñaki martinez.
La cena como siempre, y
esto resulta una dificultad para el cronista que no desea repetirse, buena y
abundante. Las vivas a los cocineros se renovaron. Lo que sucedió a
continuación fue una repetición de lo que pude observar el primer día. Yo
recordaba a Mendi, en semanas bicicleteras pasadas, diciendo al mozo del bar: “¿Qué ginebra tienes?”, y antes de que éste
pudiera contestar siquiera, decirle: “De Beefeater no, que eso no es ni ginebra ni
es nada”. El mozo, un tanto azorado, al ver el nivel de cultura ginebril
del personal, recitaba la lista de ginebras disponibles. La peña escuchaba y Mendi
decidía. Estos días, en cambio, la casa rural parecía una familia bien avenida:
los que no se iban a la cama directamente, pasaban un rato a ver la tele, sí a
ver la tele, y no se bebía otra cosa que tónica, zumos y aguíta. No puedo dar
testimonio veraz, porque no lo vi, pero me pareció observar un tráfico de
pastillas, que parecía un cambio de cromos, y estoy seguro que no eran anfetas,
ni éxtasis, ni viagra, ni nada de esas cosas.
... un "relaxing café con leche" .......
... y vuelta a pedalear. Santi sale con ventaja ...
... del resto del pelotón ...
... la comida en la bodega de Lacar ...
... según Biki "cojonuda " ...
.... platos de diseño ....
... un pescadito con buena pinta
... y un postre de 10 ...
Día 22/08/2013, jueves
La comisión de recorridos,
viendo la mejoría experimentada en el pelotón ciclista, se atrevió a proponer
el recorrido previsto para el martes, es decir el que subía a Goñi. Era un
recorrido de ida vuelta. La acogida a la propuesta fue tibia, pero sin rechazo
alguno. El desayuno como es habitual, abundante, el tiempo bueno y el ánimo
mejor. Jesús Mari va, desde el primer día, con una bici que le ha dejado Emilio
(una Giant vintage) y se le ve pedalear algo más alegre que otros años, en los
que daba pena ver cómo se arrastraba.
Salimos de Abárzuza, como
siempre por Arizala, y después de este pueblo cogimos la carretera por la que
ya habíamos ido anteriormente en dirección a Pamplona. Nada más pasar Muez se
coge una carretera a la izquierda que marca Anoz. Desde el desvío empieza la
risa, ya que hay un primer tramo bastante pendiente en el que la carretera
después de pasar cerca de Munain y Argiñano (vaya par de firmas), llega a una
zona llana desde la que se accede a Guembe (otra firma, la de Mari Carmen y sus
hermanos Jesús Mari y Dioni), y desde aquí todo es subida hasta el alto del
mismo nombre. Desde el desvío, unos 14 km, de los que unos 12 son cuesta
arriba. El puerto suaviza un poco en la parte superior. El pelotón se disgregó
en la primera cuesta. Por delante, como siempre, Emilio y José Ignacio; el
cronista no puede contar gran cosa de ese duelo en las alturas porque no lo vio,
y los comentarios posteriores de Emilio, “José
Ignacio llevaba mala cara, estuve a punto de para ver qué le pasaba, al final
le dejé porque ya se sabe que al chaval le hace ilusión, .etc” son poco
fiables. Tras ellos Biki y Jesús Mari, que como se sabe son pareja de hecho,
hasta juegan, y pierden, al mus juntos. Por detrás, pero con una dignidad
envidiable: Jontxu, Ignacio, José Mari y Santi. Tras coronar el puerto se
desciende hacia Munarriz, para después de Urdanoz tomar la desviación que por
Aizpún lleva a Goñi. En este punto, reagrupación general, búsqueda infructuosa
de bar, y los consabidos comentarios críticos sobre la organización del evento
que para en un pueblo sin bar ni cubanas. El cronista ya les había contado la
leyenda de Teodosio de Goñi, entre un mar de bostezos mal disimulados, y
aprovechó para hurgar en la llaga y decir, en medio de la indiferencia general:
“pues este el pueblo del famoso Teodioso”
y nadie se dio cuenta del verso. Como aquello no tenía las mínimas condiciones
requeridas por estos pijo-ciclistas, nos volvimos sobre nuestras ruedas y al
atravesar Urdanoz vimos una casa rural, paramos, entramos y tenían una
estupenda terraza; la que servía no era cubana, sino donostiarra, y a pesar de
ello la troupe decidió que era buena idea repostar. Conviene resaltar que el
nombre de esta casa rural es “Teodosio de
Goñi”, y también que esto reconcilió a la mayoría con este nombre, que
desde ahora lo asocian a un sitio donde se puede beber y yantar.
La vuelta no tiene gran
cosa que reseñar, la larga bajada se hace un poco incómoda porque el firme de
la carretera no es muy bueno y no se puede coger velocidad sin un cierto
riesgo. Cansa frenar y frenar, al final duelen las manos casi más que las
piernas cuesta arriba. Volvimos a
Abárzuza y sentir la alegría de ver a todos bien, incluso a alguno en pelotas
mientras se duchaban. Todos están bien y en casa, un día más el objetivo número
uno estaba cumplido, y además parecían contentos. Aunque esto tiene una
explicación que nada tiene que ver con el recorrido ciclista: “Hay que ir a por el cochinillo” dice una
voz impaciente. “Yo,yo, yo, …” varias
voces se unen a coro, y el número de voluntarios es importante. Llega el
cochinillo y medio que habíamos encargado, y se sacan las botellas de cava
navarro Mainegra, que habíamos comprado para esa ocasión en la visita a la
bódega Lezaun el día anterior. El único ruido que se oye a partir de este
momento son los “Pum, pam, pum” de
las botellas de cava, el relamirse de los mofletes y unos “Qué mal estamos, ja, ja”. El asado magnífico, el cava también. El
ambiente cada vez mejor. Qué se puede decir cuando uno ve a un grupo de leones relamerse
ante la pieza cazada, pues eso mismo habría que decir aquí. De todas maneras
esta comida tuvo consecuencias en los días posteriores, que el relato
desvelará.
Como bien puede
imaginarse esa fue una tarde de siesta y piscina para la mayoría; Santi nos dejó, llevándose en sus piernas una buena ración de kilómetros. La comisión
cultural no encontraba eco a sus poco interesantes propuestas y tuvo que
cavilar para conseguir atraer al personal. Alguna lumbrera pensó: “aunque no lo dicen están más cansados que los
zapatos de un representante”, lo mejor será proponer para mañana jornada de
descanso, para dedicarla a hacer turismo. En cuanto se oyó la palabra “descanso” todo fueron vivas y hurras, no
se llegó a oír la segunda parte, lo del turismo, pero lo cierto es que todos
asintieron con la idea y la comisión cultural se sintió útil por una vez en la
semana. En la crónica de mañana se
describirá con todo lujo de detalles el recorrido que hicimos y los graves
sucesos que se dieron. Baste por ahora decir que ese día se llamará para
nosotros a partir de ahora el día de :”José
Igancio Llanderas, la víbora y la cárcel.”
Lo capítulos de las
series buenas de TV acaban así cuando uno quiere saber qué va a pasar: Thast´s all folks (Bugs Bunny)
... ¡¡¡¡ qué cruz Maricruz ¡¡¡¡ ...
....¡¡¡¡ tocan a misa, ¿vamos ? ¡¡¡¡.....
Día 23/08/2013, Viernes
Este día, por los sucesos
que se describen a continuación, podemos titularlo “El día de la víbora”. Este día estaba destinado a hacer turismo, ya
que las tardes las necesitaba el personal para descansar y holgazanear
tranquilamente.
El recorrido previsto
era: Andelos (ciudad romana cercana a Mendigorria), Artajona (sus murallas) y
San Pedro de Etxano (cercano a Oloriz). Ignacio, que se había quedado un día
más que los previstos, se levantó con una raya. Bueno, que nadie entienda mal,
me refiero a una indigestión de esas que hace que sientas la tripa como
dividida en dos partes separada por esa raya. A pesar de ello, estaba con el
mismo buen humor de siempre. Para llegar a Andelos, fuimos primero a Puente la
Reina, para coger allí la desviación hacia Mendigorria, y luego Andelos.
Andelos era una ciudad romana que tuvo su apogeo por el siglo II de nuestra
era. La visita se puede dividir en dos partes: a) la del embalse y depósito que,
para captar el agua, hicieron los romanos, y que se conserva bastante intacto,
y b) los restos de la propia ciudad, en cuya entrada hay un centro de interpretación
sobre qué es Andelos y su historia. La primera parte es realmente interesante,
y observar el nivel de conocimientos ingenieriles de los romanos muy
aleccionador. El embalse se encuentra a unos 3km del pueblo y el depósito a
medio km: en el primero recogían el agua, en el segundo regulaban su cantidad,
y por medio de un conducto (acueducto) proveían a la ciudad de agua para los
baños y otras comodidades, que en aquellos tiempos deberían parecer lo último.
Lo bueno vino cuando
llegamos a la casa desde la que se accede a los restos de la ciudad romana. El
que suscribe iba en el segundo coche, y cuando llegamos a la puerta vimos a
José Ignacio, y a alguien más que no recuerdo, que salían diciendo que la chica
de la oficina les había dicho que no se podía acceder a la sala de proyecciones,
porque había en la misma una culebra y ella, por eso, no iba a entrar a poner el vídeo en marcha. La
verdad es que al principio nos sonó a una tontería, y fuimos todos decididos
hacia esa sala para ver qué era eso que la chica llamaba culebra. Efectivamente,
al abrir la puerta de la sala de vídeo pudimos ver en una esquina acurrucada
una culebra. José Ignacio según la vio dijo: “es una víbora”, y al instante la chica que nos acompañaba, aunque
un poco en retaguardia, salió despavorida gritando “Ay, ay, ay, yo me voy de aquí , ¿víbora, has dicho víbora?”.
Ignacio y José Mari asintieron, diciendo que José Ignacio tenía razón. Todos
dimos un paso atrás. Mientras, sin que nadie sepa de dónde sacó semejante
instrumento, José Ignacio apareció con uno de esos utensilios que se usan para
limpiar las ventanas, se acercó cauteloso, y zás le asestó un golpe en el
cuello a la víbora; después, y antes de que nos diéramos cuenta, le propinó un
fuerte pisotón en la cabeza. No se
contentó con esto, sino que posteriormente cogió a la víbora por la cola y
salió de la habitación con la culebra colgando cabeza abajo, como si se tratara
de un calcetín. La oficinista, que había
vuelto a su puesto haciendo gala de la consabida valentía navarra, aunque por
dentro estaba muerta de miedo, al ver a José Ignacio con la culebra en la mano salió
al trote hasta la calle presa de un ataque de pánico, gritando no se qué cosas.
José Ignacio sacó la víbora a la calle y la arrojó a un campo cercano. La chica de la oficina
volvió dando las gracias a los valientes y aguerridos vascos que el habían
salvado, sin saber que el vasco de Valladolid había sido el héroe. Los tópicos
funcionan. Pudimos, entonces, ver el vídeo, que estuvo muy interesante, y posteriormente visitar los restos de la
ciudad, que no voy a describir, pero que invito a que se visiten, y al salir
nos encontramos con un guarda de no sé qué institución de esas que cuidan del medio ambiente (no sé por qué razón no
cuidan de todo el ambiente). La chica
de la oficina, que seguía muy nerviosa, nos dijo: “Preguntan a ver quién ha tirado la culebra y dónde está”. El guarda,
al sentirse aludido, dijo “Es que hay que
identificarla” . La Chica nerviosa dijo:”Es que dicen que está prohibido matarlas”; no pudimos contener la
risa, y varios a coro, entre los que tengo que reconocer con vergüenza que
estaba yo también, empezamos a decir : “Ha
sido ése, ha sido ese”, señalando a José Ignacio, a la vez que decíamos “Que lo detengan, que lo detengan”. José
Ignacio, estaba mientras tanto ayudando al guarda a buscar la culebra muerta,
pero la búsqueda resultó infructuosa, y las risas más y más sonoras. Me imagino
al guarda haciendo el informe diciendo: “No
hay pruebas evidentes de que el ofidio avistado en el centro de recepción fuera
realmente una víbora (Bothrops alternatus), ya que no ha podido encontrarse el cadáver. Quisiera indicar
que este trabajo me llevó tres horas, y como consecuencia de la angustia que
tuve al no poder identificar el ofidio he sufrido un estrés profesional que
creo va a necesitar tratamiento”. Bueno este ese, un poco adornado, el episodio de la víbora
de Andelos.
De
allí fuimos a Artajona. Aquí, Jesús Marí se metió por unas callejuelas poco aptas
para el coche y tuvo la mala idea de preguntar a dos “señoras” por la dirección a seguir para ir a la parte alta de la
ciudad, lugar donde está la iglesia y pueden verse bien las murallas. Con Jesús
Mari no estuvieron mucho tiempo, aunque se tomaron el suyo. Nico venía detrás,
y luego Ignacio, que llevaba el coche porque quería irse luego a Briones. Bueno
con Nico estuvieron más de 5 minutos y no hemos sabido de qué hablaron; hay que
descartar toda intención erótica, dado la edad de las señoras, y solo cabe
pensar en que la paciencia de Nico, que
está en estado OHM…….. zen desde que se ha jubilado, es casi infinita. Detrás,
y con el coche en cuesta, estaba Ignacio echando pestes y maldiciendo de Jesús
Mari. “No tiene ni …. idea de entrar en
los pueblos. Este Nico ….” Llegamos
a la parte alta de la ciudad, aparcamos los coches y nos dirigimos hacía la
iglesia situada en lo alto del pueblo. En la plaza de la iglesia estaba la
oficina de turismo y pensamos recabar allí información. Estaba cerrada.
Volvimos hacia la plaza y a los pocos pasos nos encontramos con la chica de la
oficina que volvía, no se sabe de dónde, a su puesto de trabajo. Traía cara de
pocos amigos, y cuando ya una vez dentro de la oficina nos atendió todo eran
negativas, siendo esta la conversación mantenida con ella:
¿Qué se puede visitar?
Hoy la verdad
es que poco
¿Está abierta la iglesia?
No
¿Algo interesante a reseñar?
Sí, la
iglesia tiene un aljibe
Ya !
Sí
Vale !
Adiós.
Estaba
más aburrida que un gato en una tienda de flores, y tenía menos ganas de
promocionar Artajona que un catalán de regalar. José
Mari, como siempre, tronaba: “Un bar, un
bar, mi café con leche” Parecía ET: “mi
bar, mi café con leche”. Bajamos al pueblo, siguiendo esta vez a Ignacio,
pero antes tuvimos que esperar a que Jontxu se desenganchara de dos viejillos
que estaban en la plaza, con los que se puso a hablar ni más ni menos que de la
guerra civil. Ignacio tuvo que subir de nuevo a la plaza, y al grito de “No pasarán, las barricadas te esperan”
consiguió que Jontxu se diera prisa y los viejillos tomaran cuenta de la
urgencia que lo reclamaba.
De
Artajona, una vez tomado el almuerzico como dicen por aquí, fuimos hacia
Tafalla. Se hacía ya tarde para visitar San Pedro de Etxano antes de comer, así
que paramos en Tafalla, donde comimos en una terraza que había en la plaza.
Por
la tarde fuimos a visitar la Iglesia de San Pedro de Etxano. No me voy a
extender acerca de la visita, porque es muy difícil describir todos los
elementos de esta iglesia. El que quiera saber más que vaya, o visite la web: http://www.romanicoennavarra.info/echano.htm
Volvimos a Abárzuza por Pamplona, para
coger la autovía, y tuvimos un viaje de vuelta tranquilo sin cosas importantes
a reseñar.
La cena, como siempre muy buena. Hay que
felicitar y agradecer a Emilio por los pimientos verdes que trajo: un deleite.
El ambiente después de la cena, el
ya descrito de total degeneración conventual: un poleo, un té, una tónica
0,0 y a sobar frente a la tele.
.... en el día de "descanso" en la semana bicicletera ...
... toca ver piedras ...
... que llevan miles de años y se conservan bien ....
.... es que los romanos eran unos artistas ....
... desde "el centro de interpretación" .....
... el gráfico explicativo ....
... un romano con pantalón corto ...
... la famosa víbora ....¡¡¡¡ pobre ¡¡¡ ...
... más ruinas ....
... que hay que digerir con los cuadros explicativos ...
.... ¡¡¡¡ venga vamos ¡¡¡¡ .... dice Jesús Mari (The Boss) ....
... ¡¡¡¡ anda ¿ estos han venido con el Imserso ? ¡¡¡¡¡¡ ........
... Jontxu dice que él no ....
Día 24-08-2013, Sábado
Ya solo quedaban los
buenos: José Mari, José Ignacio, Emilio,
Jontxu, Nico y Jesús Mari. Como la comisión de recorridos había recibido
continuas quejas de Emilio sobre lo blando de las etapas, y queriendo agradar a
nuestro mejor ciclista, pensamos que había que subir a Lizarraga. Como para
algunos, sobre todo para el que suscribe, volver a subirlo una vez bajado a
Echarri-Aranaz era mucho tomate, propuse que José Ignacio llevara la furgoneta
hasta Echarri, para poder volver luego. José Ignacio, que de tanto convivir con
los angelitos ( bueno desde aquí un recurso a Angel Redondo, que empieza a
hacer honra a su apellido) del cementerio, se ha convertido en un santo,
aceptó, como siempre hace, de buen grado. Jontxu y José Mari se prestaron para
acompañarle, y Nico y Jesús Mari se apuntaron para ir con Emilio.
La mañana se presentó
nublada, con amenaza de lluvia. Salimos de Abárzuza en dirección a Lizarraga,
por el mismo camino del primer día. La subida es bonita porque tiene descansos
e incluso una zona bastante llana, una vez superado el desvío hacia Lezaun.
Según subíamos se veía que venía la lluvia, incluso pudimos ver un arcoíris. La
parte final del puerto vuelve a ser empinada, y estaba toda ella cubierta con
una espesa niebla. En esa zona nos pasaron los que venían en coche, que habían
salido más tarde. En esa parte final Emilio impuso su golpe de pedal; tanto
Nico como el que suscribe íbamos a menor ritmo. Llegamos a la venta que está al
final del puerto, justo antes del túnel, y allí estaban los de la furgoneta. A
pesar del tiempo, que no tenía muy buena pinta, decidimos bajar a Echarri para
ver si en la Sakana el tiempo era mejor. Siempre teníamos tiempo de volvernos.
La bajada fue bastante desagradable, mucha niebla, el suelo mojado y la
temperatura no muy agradable. Según
bajábamos, el tiempo mejoraba, y en la parte baja del puerto ya no había
niebla. Llegamos a Echarri, vimos que el tiempo había mejorado, y nos animamos
a dar una vuelta en bici por la Sakana. Salimos ya los seis de Echarri en
dirección a Alsasua, que dista unos 8 km de Echarri. En este valle, hay una autovía
que une Irurzun y Alsasua, por lo que la
antigua carretera está muy poco transitada, y es una gozada para andar en bici.
Al llegar a Alsasua fuimos hacia un bosque que nos permitía volver hacia
Etxarri de nuevo, tras pasar por Urdiain. Tras volver a Echarri, seguimos por
la misma carretera en dirección a Irurzun, hasta un pueblo que se llama
Villanueva, distante unos 10
km de Etxarri. Esta parte del recorrido es muy bonita
por el paisaje, y buena para andar en bici, porque tampoco hay tráfico. Hubo
algunos piques inevitables pero, dando al César lo que es suyo, hay que decir
que no fue Emilio el que desencadenó estas batallas de chichinabo, los
tocapelotas de turno fueron Jontxu y Nico. Volvimos de vuelta en Echarri,
cogimos la furgoneta y volvimos a Abárzuza deshaciendo el camino hecho para
venir.
Cuando llegamos a
Abárzuza, viendo que todos estábamos bien, el cronista sintió una gran alegría.
Quitando una caída tonta de José Ignacio, por no quitarse las calas a tiempo,
no hubo ni un pinchazo y hasta la bici de Nico funcionó bien, aunque tiene más
ruidos que todos los locos de un frenopático (manicomio).
Al cronista le tocaba
empacar, porque tenía previsto volver a casa el sábado por la tarde. Recogió sus
cosas, y cuando juntó a los últimos de Filipinas para sablearles y dejarles el
dinero del fondo, se encontró con una insurrección en toda regla. “Ahora que te vas que sepas que no queremos
jefes, que vamos a estar todo el día tirados a la Bartola”, bueno no se si
dijeron eso o tirándonos a la
Bartola, pero da igual, se notaba un tufillo anarquista, que le
animó a hacer mutis por el foro sin más dilación. El peor, siento decirlo, era
Emilio que repetía sin cansarse lo de los jefes y lo de la Bartola. Así, cabizbajo y con el rabo entre las
piernas (no quiero oír risitas), se fue una vez de saldar las cuentas con Lourdes,
la dueña de la casa rural Don Roque, en la que hemos estado esta semana.
Dia 25/08/2013, domingo
En el diario de Noticias
de Navarra del día 26 de agosto, lunes, salía una noticia sobre un altercado en
el bar del Camping de Lerate, protagonizado por unos lugareños que tomaron a
mal que unos forasteros vinieran a estorbar la ración de vista diaria que se daban en el establecimiento (según parece, los citados parroquianos iban a casa con las camisas
todas manchadas de lo que bebían, porque mientras tomaban el trago miraban
a otra parte. Como Lerate está cerca de un embalse, puede decirse que
miraban al canalillo. La ración de vista era lo que realmente pagaban, ya que
lo mismo que bebían en ese bar lo podían beber en el del pueblo, más barato. Lo
que pasa es que el bar de este camping es "un bar con vistas").
Hay que aclarar, como lo hacía el periodista, que las camareras que sirven son
dos jóvenes cubanas que con toda naturalidad dicen. “¿Ay sí mi amol, qué quieres?” cuando uno se acerca a la barra a
pedir cualquier cosa. Los lugareños no entendían bien, al principio, por qué
razón estas mujeres les trataban así, mientras que en casa siempre oían eso de
“Primi, ¿A dónde vas? ¿Qué se te ha
perdido a ti en el bar del camping? Tienes el coche hecho una guarrada, más te
valdría lavarlo.” “¿Qué quieres? Vaya
pregunta, pensaban. No sé, no sé si decírtelo…., bueno ponme una cerveza” Volviendo
al tema, parece que al final tuvo que intervenir la Foral para restaurar la
calma.
No puedo afirmar que esta
noticia tenga nada que ver con la visita que hicieron a ese digno establecimiento
José Mari, José Ignacio, Emilio, Jontxu y Nico en horas coincidentes con los
sucesos anteriormente relatados. Espero que lo aclaren ellos mismos. De todas
maneras, ya adelanto que me opongo a que se gaste dinero del fondo para pagar
los desperfectos o conseguir la libertad condicional.

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