Este año el cuartel
general de la semana bicicletera ha estado ubicado en Artieda,
que es una localidad y municipio situado en el norte de la provincia
de Zaragoza, perteneciente a la comarca de la Jacetania y al partido
judicial de Ejea de los Caballeros. Está enclavada en un vértice en
el que confluyen las provincias de Huesca, Zaragoza y la comunidad
autónoma de Navarra. Está situada en una alto, de forma que todas
las etapas terminaban en “montaña”, con una cuesta de
unos 150 metros de un porcentaje de 18-20%, la cual había que subir
con todo el desarrollo y de pie encima de la bicicleta.
Siete han sido los
esforzados txirrindularis ( Ignacio, Jose Ignacio, Jesús Mari,
Jontxu, José Mari, Biki y Mendi) que se han metido entre pecho y
espalda 530 kilómetros por una zona prepirenaica de bellos
paisajes, pero con cuestas y puertos de fuertes porcentajes y de un
número de kilómetros respetable.
El tiempo nos ha
respetado, las mañanas eran frescas, pero enseguida entrabamos en
calor. El primer día hizo viento y el último día pasamos un poco
de frio, algo que resolvimos una vez que paramos a almorzar.
Por las carreteras por
las que hemos circulado no hemos encontrado apenas coches, se puede
decir que nos las habían puesto sólo para nosotros. El piso de las
mismas unas veces era bueno y otras veces irregular, en algunos casos
con gravilla suelta, por lo que, si el tramo era en bajada, había
que circular con prudencia. Se notaba el paso de las provincia de
Huesca o Zaragoza a Navarra porque al entrar en ésta la carretera
cambiaba a mejor.
Los paisajes por donde
hemos pasado, espectaculares, agrestes, los ríos circulando por
preciosos barrancos (foz), bosques tupidos, típicos pueblos
pirenaicos con sus casas recias y pavimentados con adoquines.
La casa rural acogedora y
que no le faltaba de nada, además de una preciosas vistas al pantano
de Yesa y a los Pirineos. Nos ubicamos en habitaciones dobles e
individuales, y Nicolás (Biki), que se incorporó a medidos de la
semana, durmió en una cama plegable.
El plan del día fue:
levantarse sobre las 7:30, salir a andar en bici sobre las 8:30,
hacer la etapa programada, con parada para almorzar en algún bar
(ademas de comer lo que Jontxu nos preparaba a todos: un sanwinch de
jamón y queso y un plátano), ducharnos e ir a comer al Albergue de
Peregrinos del pueblo, donde nos dieron de comer estupendamente (por
recomendación de Jontxu les pedimos que el primer plato fuera
siempre de hidratos de carbono : pasta, legumbre, arroz,...). Después
siesta y visita turística, para terminar el día cenando en casa lo
que nos preparaba Jontxu; se partía jamón y chorizo como
entrantes, si bien sólo se podía picar el chorizo, antes de que el
jefe de cocina (Jontxu) diera el pistoletazo de salida para devorar
la cena.
A nuestro ángel de la
guarda siempre le pedimos que nos cuide y no permita que tengamos
ningún percance, si bien le permitimos que podamos tener pinchazos,
algo que sucedió el primer día, como luego se cuenta.
Este año Ignacio no ha
acuñado ninguna frase original, ha tomado la que tiene el Club
Ciclista Santutxu (al que pertenece Jose Mari), que es “el que
no pueda que se joda”, que debe ser mano de santo, porque según
dice Jose Mari no hay nadie que proteste por nada.
Para el año que viene la
única propuesta para la semana bicicletera 2019 es que la misma se
celebre en Ejea de los Caballeros.
24 de setiembre de
2018
Para
las 7 de la mañana los que salíamos de Donosti, en la furgoneta de
José Ignacio, ya estábamos camino de Pamplona, donde teníamos que
recoger a Jesús Mari, llegando a Artieda a la hora acordada, las 9
de la mañana. Pocos minutos más tarde arribó Jose Mari que venía
de Bilbao.
Sobre
las 9:30, abordamos la primera etapa, corta, de 67 km, que cubrimos
en menos de 3 horas y media, la cual tenía dos puertos, el primero
(el puerto de Los Cuatro Caminos) a los 10 km de salir de
Artieda, nada más pasar Ruesta, con una subida de mas de 8
kilómetros por una carretera botona, de pendiente media. En la
bajada del puerto, en Navardun, paramos a almorzar, y pocos
kilómetros mas adelante subimos el mismo puerto (con un kilometraje
similar al anterior) por otra vertiente, esta vez por carretera más
ancha y bien asfaltada, bajando por el lado por donde habíamos
subido al principio. En resumen, una etapa con una parte de ida y
vuelta, al principio y al final, y un bucle en la mitad de la etapa;
a la bajada del pueblo, en la desviación a Ruesta, estaban
preparando un trozo de un kilómetro para su posterior asfaltado, por
donde tuvimos que pasar tanto a la ida como a la vuelta, lo cual nos
obligo a ir con cuidado y a que se nos mancharan las bicis.
En
esta etapa se produjeron los dos únicos incidentes, menores, de toda
la semana bicicletera: un pinchazo de Jesús Mari, a 10 km de
terminar la etapa (acudiendo el coche escoba para recogerle y
llevarle a la casa rural), y una avería en el cambio de la bicicleta
de José Ignacio, lo que le obligó a subir el segundo puerto con el
piñón pequeño, con el consiguiente esfuerzo que ello le supuso.
Después
de ducharnos fuimos a comer al único bar del pueblo en el que
sirven comidas, el albergue de peregrinos, donde como nos gustó la
comida dijimos que seguiríamos yendo a comer toda la semana.
Después
de una reparadora siesta, para recuperar el madrugón y el esfuerzo
desplegado en la etapa , nos desplazamos a Sangüesa para hacer
compra para varios días ( Sangüesa esta a una 40 km de Artieda ) y
para reparar la bici de Jose Ignacio, y de paso para tensar el cable
del freno trasero de la bici de Ignacio.
Una
vez en casa, a preparar la cena (además del chorizo y jamón):
ensalada de tomate y lengua en salsa, animado todo con las clásicas
discusiones y conversaciones de todas las cenas.
25 de setiembre de
2018
La
etapa más larga de la semana (más de 86 km) , también con dos
puertos, el puerto de Los Cuatro Caminos, que se sube en el
mismo sentido que el día anterior y el puerto de Miracielo,
de casi mil metros de altitud. Después una larga bajada hasta
Puente La Reina de Jaca, parando en los dos únicos pueblos del
trayecto para ver si podíamos almorzar, en donde estaban los bares
cerrados por vacaciones, por lo que tuvimos que seguir hasta Puente
la Reina de Jaca para reponer energías. A partir de ahí, 15 km por
la N-240, que a falta de construcción de autovía en ese tramo tiene
mucho trafico de coches y camiones, con poco arcén, siendo el tramo
más peligroso por el que hemos transitado en toda la semana.
La
etapa programada era una etapa circular, con los 15 km por la N-240,
que al inicio decimos cambiarla por una etapa de ida y vuelta, para
evitar el peligro de circular por la N-240, pero al ver la bajada tan
pronunciada del puerto de Miracielo se decidió hacer lo programado
para evitar a la vuelta subidas largas y del 12% . Este tramo
peligroso no tiene nada que ver con el tráfico de la parte inicial,
el puerto de Los Cuatro Caminos, en donde nos pasó (y el día
anterior también), unicamente la furgoneta de Correos, que va
recogiendo las mochilas de los peregrinos para llevarlas desde los
albergues de salida (de Artieda y Ruesta) al siguiente albergue en el
que éstos terminaran la etapa.
Ducha,
comida, siesta y visita al monasterio de Leire , en donde vimos la
cripta, la iglesia, y escuchamos un rato los cantos gregorianos de
los monjes.
Para
cenar pusimos la mesa orientada a la televisión para ver el partido
entre la Real Sociedad y el Rayo Vallecano en el nuevo Anoeta, que
desgraciadamente terminó con el resultado de 2-2. Para cenar ,
además del chorizo y jamón, salmón con patatas y borraja.
La fachada anterior de la casa rural
Vistas desde el balcón de la casa rural hacia el pantano de Yesa
Vistas desde la casa rural hacia el valle del rio Esca (valle del Roncal)
La parte posterior de la casa rural
La calle de Artieda en la que está la casa rural
Antes de iniciar la etapa
Jesus Mari sube fresco el puerto de Los Cuatro Caminos ....
... y Jose Mari También
Parada en el transcurso de la etapa, con la iglesia de Bagues al fondo
Parada en Puente la Reina de Jaca para almorzar
En el monasterio de Leire
Las montañas en las que está ubicado el monasterio de Leire
La iglesia del monasterio de Leire
José Ignacio y José Mari relajados en la esplanada del monasterio
Llamada para ver la cripta
La portada de la iglesia de Leire
Esperando a que habran la iglesia para ver y oir cantar a los monjes ......
...... algunos se ponen en primera fila
26 de setiembre de
2018
Preciosa
etapa circulando por carreteras de montaña, con ríos a un lado y
al otro, atravesando preciosas foz (las vistas desde la Foz de Fago
impresionantes, y el paso por la larga foz de Binies, con cinco
pequeños túneles escavados en la roca, espectacular).
La
etapa programada constaba de una parte de ida y vuelta y un bucle en
la mitad de la etapa. Para ello había que circular unos 5 km por la
N-240. Para evitar esto, unos continuaron hasta Isaba, y de ahí por
una carretera de montaña a enlazar con el bucle, y otros hicieron la
etapa inicialmente prevista, si bien los primeros tuvieron que seguir
los consejos de un pastor, de nombre Celestino, que tenia 600 ovejas,
de las cuales 200 estaban pariendo, para tomar la carretera buena en
la parte del bucle, atravesando para ello un trozo de camino con
piedra.
Para
los que hicieron el recorrido inicial 69 km, con la subida a Fago y
la subida a Mianos , y para los que fueron a Isaba, la subida a Fago,
la subida de la salida de Fago hacia Isaba y la subida a Mianos, para
completar más de 78 km.
Como
siempre, ducha y comida, siesta y después visita turística a Jaca,
al museo diocesano, un paseo , unas cervezas y compras.
A la
tarde recibimos la llamada de Nicolás Ruiz Ruiz ( más conocido como
El Biki) para decirnos que al día siguiente se incorpora al grupo.
Para
la cena Jontxu nos prepara las sobras de lengua en salsa, unos
pinchos y estofado de pavo.
En el puerto de la foz de Fago se abre un túnel en la roca
La carretera por la que hemos subido al puerto de la Foz de Fago en donde se observa la pendiente
El piso es el de una carretera de montaña
Desde el puerto de la foz de Fago la inmensidad de naturaleza al fondo ....
... y el impresionante barranco ....
.... la carretera y la boca del túnel desde un km más adelante de la foto anterior
La justificación de que lo hemos subido en bicicleta
La foz en dirección al pueblo de Fago
En Jaca tomando unas cañitas
27 de setiembre de
2018
Al
grupo se incorpora Nicolás, y nos deja, solo por el día, Jose
Ignacio .
Etapa
de ida y vuelta, por el valle del río Esca (el valle del Roncal) ,
que unos hicieron lo programado (73 km) y otro siguieron hasta el
siguiente pueblo (79 km), antes de tomar el camino de vuelta. El
perfil era en ligera subida a la ida y en ligera bajada a la vuelta,
por lo que fue la etapa en la que se desarrolló la media más alta.
Este
día comimos tarde porque en el bar tenían que dar comida a un grupo
de 50 personas, jóvenes y profesores del proyecto Erasmus,
residentes en Zaragoza.
Después
del rato de siesta nos desplazamos al Castillo de Javier, en donde
nos incorporamos a una vista guiada, y después a Sangüesa para
hacer las últimas compras.
Para
cenar sobras del estofado de pavo y bonito con tomate.
Sonrisas al comienzo de la cuarta etapa
Los que llegamos hasta Isaba y almorzamos allí
El Pirineo desde el balcón de la casa rural
El Arbol genealógico de Javier, el santo, en el están también los Reyes Católicos
El convento de Javier
Una de las torres del castillo de JavierEl exterior del castillo de Javier
28 de setiembre de
2018
Etapa
con una parte de ida y vuelta, al principio y final de la etapa, y
un bucle en la mitad, con dos puertos, el primero, de unos 5 km, por
una carretera estrecha y empinada hasta Castillo Nuevo, y el segundo
el puerto de Las Coronas (950 m. de altitud), el cual
comenzaba en Navascues.
Alguno,
que no se había preocupado ni de llevar la hoja con el recorrido, ni
de ir con alguien que conocía el recorrido, ni hacer caso a los
consejos que se le dieron, se fue solo y no tomó el cruce que
conducía al primer puerto por lo que, cuando se dio cuenta, se tuvo
que volver para seguir el camino correcto.
Después
de lo de todos los días (ducha, comida y siesta), a la tarde visita
a Sos del Rey Católico, en donde visitamos en Palacio de Sada, lugar
en el que nació Fernando El Católico, dimos una vuelta por el
pueblo y subimos al castillo para contemplar las preciosas vistas que
desde él se divisan.
Para
cenar, de segundo, porque de primero siempre está el chorizo y el
jamón, las sobras del bonito con tomate del día anterior y pollo.
El viernes nos juntamos los siete
En Burgui
El pelotón a la vuelta ....
... en una cuesta ....
... donde hay que ponerse de pie encima de la bici
Saliendo de comer, junto con otros vecinos del pueblo
Hemos comido bien y se ve en las caras y en los bodies
El Jefe de Filas va por detrás para que no se pierda ninguna oveja
Pensado en la siesta que va a caer
El Pirineo visto desde Sos del Rey Católico ...
... que tiene que estar precioso en un día despejado de invierno, todo nevado
En Sos del Rey católico
Vistas de Sos del Rey Católico desde el castillo
Maqueta de Sos del Rey Católico
29 de setiembre de
2018
Etapa
circular recorriendo trozos ya recorridos en etapas anteriores,
aunque en sentido inverso, por los parajes mas bonitos de esta zona
pirenaica, como son la foz de Binies, la subida hasta Ansó ( donde
paramos a almorzar ) y el trozo desde Fago a la N-240, esta vez en
bajada, volviendo a disfrutar de la Foz y de paisajes deslumbrantes.
Etapa de 80 km , cuya parte de mayor dureza eran los 4 km de subida
desde Ansó al alto desde el que se baja a Fago.
Jesús
Mari se va después de comer, quedando seis txirrindularis para
finalizar la semana bicicletera.
A la
tarde después de la siesta algunos se bajan hasta la ermita del
pueblo, a unos dos kilómetros del mismo.
A la
noche Jontxu nos prepara unas tortillas individuales de las que no
dejamos ni las migas.
30 de setiembre de
2018
Ultima
etapa de la semana, etapa corta ( 61 km) , de ida y vuelta, en ligera
subida a la ida y en ligera bajada a la vuelta ( salvo al fuerte
subida al pueblo, algo que hay que abordar todos los días).
Se
nota el cambio del tiempo, porque a pesar de que la ida la hacemos en
ligera subida pasamos frío.
Paramos
en Burgui a almorzar en un bar donde habian parado tambien un grupo
grande de moteros.
Ducha,
comida, una pequeña siesta y a ver el final del campeonato del mundo
de ciclismo donde Valverde ( bala verde) nos hace saltar de
júbilo al conseguir la medalla de oro. Una vez terminada la
retrasmision del mudial, cada mochuelo a su olivo, o sea nos
encaminamos para casa, a donde llegamos a la tarde.













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